
Extravagante, alocado o alguien sosegado y "normal", no vive pendiente al que dirán.
Muestra su repulsa al programa electoral, políticos del estado que a el no le van a estafar.
No es un huraño encerrado en una caverna, sólo que se se mantiene alerta a cualquier intromisión externa.
Cristianismo, igualitarismo, laicismo, marxismo... es infranqueable ante todo dogmatismo.
Exprime sus cinco sentidos y disfruta con pasión,en lugar de esperar la utopía de la revolución.
Ni quiere esclavizar ni ser esclavizado, pero sabe que en patrón quiere convertirse el explotado.
Hablamos de él, en su plena integridad, opuesto al estado, la asamblea y la sociedad.
Hablamos de él, contra toda autoridad, contra la mayoría y la colectividad, hablamos de él como anarquista de la individualidad.
León Darío.
Nota: Artículo publicado (de mi autoria) en el noveno número de la revista "Solsticio".