Todo tiempo recorre
la más flagrante imaginación
de los tiempos,
del más decoro desprecio
a la más luz abstracción.
En los tiempos más difíciles se ambiciona un poder arcano y en los tiempos más difíciles se pierde
la facultad de la observación.
En todos los miedos
de la humanidad
el cielo se viene encima
y en todos los miedos
de la humanidad
la catatumba
se levanta con horror.
En mis besos, en mis labios tengo el poder de las alas de un ángel, que él fue, que él será, que no
ambiciona nada, excepto un beso de tu lengua en un infierno aplaudido por las voces de la sociedad.
En una pluma
se pierden los versos en forma
de prosa aclamando un cielo que no es el purgatorio sino un Cielo donde nadie vive y se levantan
las nubes en un estrépito de truenos y relámpagos que hacen jugar a los Dioses a una partida
interminable de bolos.
En un crecer desesperado
salta un hada, quizá un duende,
a partir las alas a una cucaracha
que revolotea sin acudir
a los tugurios
de nuestras casas
a echar un polvo
esta vez, y como siempre,
con condón.
Quisiera ser un poeta
deshabitado
donde solo los duendes
pudieran visitarme
pero tengo el corazón lleno de amigos
y no puedo dejarlos
sin hogar, ni desahuciarlos
de su casa
como hace ahora el Estado.
En mi casa hay mil rosas o, mejor dicho, mil flores que habitan las entrañas de un mundo que ya no
hay elfos, sino queridos caballitos del diablo que deambulan por la habitación de El Lago, donde
estoy yo solo y una canción.
Os quiero.
Os quiero a todas.
Os quiero a todas
las chicas de mi vida.
Os quiero
Os quiero a todos.
Os quiero a todos
los chicos de mi vida.
No hay poema perfecto sin una conclusión y, si hay una conclusión para este poema, es que yo,
andando en la calle, entré en un mal lugar y, entre todas esas miradas oscuras, te encontré a ti; a ti; a
todas ti. Y me enamoré y lancé a un búho a buscaros y os encontré. Se abrió una ventana, salimos y
me enamoré.
-Richie punk-