RÁFAGAS DE OCTUBRE 1993
FRANCISCO FERRER Y GUARDIA
Viejo sabio y magnifico, bondadoso y sublime
enfermo de supremas ansias de humanidad,
hoy el mundo indignado te venga y te redime
abriéndote las puertas de la inmortalidad.
Tu predicaste siempre la palabra divina,
con el gesto magnánimo de un rudo sembrador
la frase luminosa de tu buena doctrina,
fuerte como la ciencia, bella como el amor.
Tu despreciarte todas las humanas grandezas
como un austero apóstol que adora su ideal,
por inculcar en todas las humanas cabezas
los sagrados principios del bien universal.
Tu que odiaste el sombrío señor de la leyenda
no envileciste al pueblo desde su Sinal;
en medio de los hombres levantaste la tienda
exclamando:.. de jaldos que se acerquen a mi.
Tu suerte fue la misma que la Del Galileu;
tu sembraste la vida, y el amor, y la luz,
y no falto la mamo del odio fariseo
que te enclavo en el santo madero de la cruz
Tu viste los pueblos llenos de servilismo
gemir bajo la noche de la superstición
como un ángel rebelde del borde del abismo
clarineaste los himnos de la revolución.
No levantaste Iglesias, cuarteles ni cadalsos
dentro el solar bendito de tu Jerusalén;
Y odiaste las infamias de los ídolos falsos
que habitan en el cielo y en la tierra también.
Por eso ¡oh buen maestro sublime y bondadoso!
que has entrado en el templo de la inmortalidad,
duerme tranquilamente tu divino reposo
que tu escuela es un símbolo para la humanidad
Alberto Lasplaces
Rafagas páginas 11,12
Octubre 1993
CORRIDA DE TOROS
Fiesta barbara
fiesta cristiana.
La plaza,
como un hormiguero,
en la sombra
los caciques;
en el sol,
los siervos.
La banda de músicos
lanza un pasodoble,
la sangre de los
aficionados
empieza su
recorrido por todo
el cuerpo.
El alcohol empieza
a inflar los
pulmones;
gritan como
lobos hambrientos.
El torero
en la capilla
pide a sus Dios
la protección
de su alma
y de su cuerpo.
La cuadrilla desfila,
los siervos lanzan
las almohadillas
al cielo.
Los picadores
con la pica
de acero de Toledo
los caballos
moribundos
marchan al paso
de un entierro.
Toca la trompeta,
el toro sale,
como una flecha;
el matador
le da un capotazo
el picador
le da un picazo
la sangre chorrea
el toro moribundo
arremete al capote
rojo como su sangre.
El matador
la hinca su espada
atravesando
su garganta.
La arena no brilla
la cubre la sangre
roja del toro,
moribundo,
los siervos
gritan : ¡El rabo! ! Las orejas !
Las niñas cursis con
mantillas
y cruces en el pecho
gritan como
leonas
en los dias del celo.
Sale el segundo toro
el silencio
invade la plaza;
el matador
se santigua
mira al cielo,
sus pernas tiemblan,
recuerda que
asesino cincuenta toros
en su carrera.
Le da un mutelazo;
el toro
se vuelve como
un siroco,
lo engancha,
la lanza sobre
la barrera.
Suena un pasodoble,
los campanas se lanzan
al vuelo
los caciques
y los siervos
lloran como cocodrilos.
Una nube negra
invade el pueblo.
¡FIESTA BARBARA!
¡FIESTA CRISTIANA!
Manuel Lozano
Rafagas Octubre 1993 - pagina 28
RÁFAGAS NOVIEMBRE 1993
V CENTENARIO
Solo a cerebros enfermos
de prepotencia
pudo ocurrirseles la idea
de la celebración
de un descubrimiento que
desde el principio al fin
no fue otra cosa que la
conquista a sangre y fuego
de un continente que bien pudo
haber sido escenario
de practicas fraternales e
intercambio de culturas,
si la cruz y la espada no se
hubiesen adueñado de la
situación
Paules Cosmos
Rafagas Noviembre 1993, página 27
DIÁLOGO DE NUESTROS PADRES DE LA PATRIA
Su Señoría no es más
que una rancia porquería.
Unos se tildan de burros
otros se ponen de cafres,
aquellos que más mentirosos,
estos, que pobres farsantes,
los de acá, que unos cretinos,
los de allá, que unos infames.
También se llaman chorizos,
los de acullá inmorales
los de aquí, con la amenaza,
los "Dossiers" y los chantajes
los de ahí, con el pasado
e indirecta personales.
En los mismos insultos
más insultos,
en publico mala leche
en los periódicos,
pero uva en las calles,
y no hablemos de los debates,
y el hijo del pueblo se pregunta,
vaya gamberros de padres.
Si no cambia el señorial desmadre
más que votar a los hombres,
habrá que elegir animales
Bernabé Garcia Polanco
Rafagas Noviembre 1993, página 7
LA MUDA
Su boca me miraba;
sus ojos
me sonreían,
sus manos
me hablaban,
su cuerpo
se debatía,
sus piernas
se reilaban.
Yo era prisionero
de la Muda
que disfrutaba
de la vida.
Me despierto,
escucho una voz
repleta de melodía;
me estrecho
entre sus pechos.
Me dio un beso
en la boca,
su voz encendida
me decía : -"Niño,
¡te quiero...!"
Manuel Lozano
Rafagas Poesia selecta Noviembre 1993
Copias Fundación Pedro Flores Martinez
Transcrito y enviado por Corinne Flores